22/4/07

Tránsito

Desde un ángulo más bien agudo se perfilaba mi figura

Sus contornos eran claros, se enmarcaban en un cuadro más bien pequeño…

La silueta se movía espasmódica buscando otra figura, de mismos contornos, no tan claros, no tan diluidos…

Abundaba el vacío en el alma hasta que el marco donde me perfilo se expande.

Encuentro en ese espacio multitud de sentimientos, de obsesiones, llego a conclusiones que me hacen sentir algo culpable.

Conforme más grande se hace el marco, mas pequeño es mi universo.

Con más ganas voy buscando un cubil, como quien busca abrigo abrazándose en modo fetal.

Como un ovillo que al desplegarse de su gran bola inicial, más se deshilacha.

Pierde su forma, su valor, su utilidad, su razón de ser.

Como una escalera de cuerda, a tramos libre y llana.

Y entre esos tramos, un nudo, que me ahoga, que evita que sienta alivio.

Intentando pensar que como en dicha escalera, los nudos sirven de apoyo para seguir ascendiendo.

Repaso entonces los perfiles de la figura con la punta de los dedos.

Los contornos se vuelven de claros a oscuros, mi marco más pequeño y mi universo mas grande.


Mi figura pasa de difuminada a profunda adquiriendo hasta relieves, como si de un momento a otro fuese a estallar dentro de su propio marco, haciéndose este cada vez más inmenso.


Y ahora me observo a mi misma desde un ángulo más bien obtuso, que me hace explorar entre el orden y el desorden, el caos y las formas…

Mis pupilas se dilatan y todo se ve desde un filtro azul grisáceo, como el del cielo del paisaje con el que sueño a menudo. Entonces me despierto agitada y con grito mudo me acaricio los ojos.

Lo que he visto ahora, lo que he sentido, es lo que quiero sentir siempre.

Este marco se torna ahora de cuadrado a circular, abriéndose en él, una brecha por la que comienza a formarse otra figura, distinta a la mía, y en esencia igual. Con unos bordes tan negros, tan marcados, tan profundos que se divisarían desde cualquier ángulo.

Un ángulo antes obtuso, ahora llano, perfecto, sin esquinas ni huecos vacíos.

Llenándolo todo, esta figura crece, se hace más y más grande convirtiendo la mía en pequeña. Sin competir esta vez por hacerse con el terreno circular, rivalizando más bien, para que una se adhiera a la otra, para que las dos sean una.


Para que mi universo sea el nuestro. Para que el aro, antaño un cuadrado, se desdibuje dando paso a un todo.


Para que esa figura, antes mía, ahora nuestra, se haga paso. Titánica, potente e imparable ante todo lo demás.

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