He escrito desde la terraza de un noveno piso de callao mientras analizaba las vistas de la ciudad con una pequeña libreta y un café humeante, sentada en cualquier banco de un parque de Vallecas, en las mesas frente a las ventanas opacas de los que fueron mis despachos de norte a sur de la ciudad, desde un vagón de tren de cualquier linea de metro o cercanías, desde mi cama junto a la televisión y a un cenicero también humeante.
Casi siempre, tabaco, café, papel y lápiz.
De todo esto quedan pocas cosas que sacar. Uno empieza escribiendo con toda la inspiración del mundo, utilizando los adjetivos más apropiados y los juegos de palabras más inteligentes para acabar usando el conjunto como terapia, como descripción de uno mísmo, de su vida, sus inconformismos , sus sueños, sus limitaciones, sus miedos y pasiones. Todo ello sobre papel que acaba polvoriento y guardado en cualquier estantería.
Siempre comento lo dificil que resultó llegar hasta aquí, las veces que he respirado hondo y a suspiros mientras escribía sobre la importancia de alcanzar este destino.
Una vez aquí, continúo escribiendo, describiendo, componiendo figuras abstractas sobre la abstracción mísma de mi realidad. Continúo tejiendo una tela cada vez más densa y enmarañada de la que se puede sacar poco más de un par de moscas.
Siempre he comentado entre amigos y familiares lo gracioso y oportuno que resultaría escribir un libro sobre mis venturas y desventuras por la ciudad. Sobre las decenas de entrevistas de trabajo realizadas, sobre curriculums entregados, sobre las situaciones surrealistas que en estas citas se me han planteado. Son en su mayoría graciosas de recordar y penurientas de repetir. No obstante, quizá otro día entre en la labor descriptiva de contar detalladamente como fueron estas mísmas y los personajes que en ellas conocí.
No imagino, por el momento, encontrar en algún portal de empleo en internet aquella oferta que verse:
'' Gran oportunidad, sueldo vitilacio que premia la perseverancia de un escritor frustrado'' o quizá otro mejor: '' Se busca escritora versátil que quiera publicar sus versos buenos y malos con patrocinio editorial, se ofrece sueldo fijo + comisiones''.
Y ya que hablamos de escribir, quizá haya algo escrito en algún lugar donde se detallen los pasos a seguir para
Escritor, dicen, es alguien que se levanta por la mañana deseando escribir y se acuesta de noche pensando en la misma empresa: materializar su historia en un '' libro''.
Yo me levanto y me acuesto cada día buscando la forma de llevar esto a cabo, es por esto que quizá aún no soy escritora.
Alguna vez se me ha ocurrido ir con mis libretas de relatos, historias y poesía huidiza. Casi desencuadernadas por el uso y llenas de tachones, puerta a puerta, tal y como he hecho alguna vez con los dichosos Curriculum Vitae.
No obstante, no me ahorca la sensación de perder mi dignidad ni mi intimidad cuando entrego un C.V. lo que temo, si ocurre, con las libretas desgatadas.
Cualquiera pensaría que no es momento de cumplir sueños, que más bien es tiempo de conformarse y rezar para quien crea que así tardarán menos en despedirle.
Llamádme loca, pero soy de la opinión que no hay peor trabajo ( emocionalmente hablando) que el de soportar no ser uno mísmo, que el de detestarse con cada gestión laboral, con cada acto, con cada llamada telefónica, que el de sonreir y sonreir y sonreir hasta que los labios exploten mientras dices: ''Have a good Lie''. Perdón, mientras dices: ''Have a good day ''.
Quizá limpie el polvo a mis libretas y prepare una ruta editorial a puerta fria, o quizá comience una libreta nueva la cual acabaré enviando en copia por correo ordinario desde el anonimato o guardándola en la misma estantería.
Un incordial saludo.
BM.
Me pregunto ¿después de escribir esto aún dudas si eres escritora?
ResponderEliminarTodos los días me pregunto si puedo serlo, incasansablemente. Un saludo y gracias por entrar.
ResponderEliminar